martes, 22 de noviembre de 2011

ARTE ROMÁNICO

ORIGEN Y FORMACIÓN
El Románico fue un estilo artístico predominante en Europa en los siglos XI, XII y parte del XIII. El románico supone el arte cristiano, agrupando las diferentes opciones que se habían utilizado en la temprana Edad Media (romana, prerrománica, bizantina, germánica y árabe) y consiguiendo formular un lenguaje específico y coherente aplicado a todas las manifestaciones artísticas. No fue producto de una sola nacionalidad o región, sino que surgió de manera paulatina y casi simultánea en Italia, Francia, Alemania y España. En este empeño la arquitectura románica siguió un proceso evolutivo continuo de perfeccionamiento y de resolución de problemas tectónicos en busca de la altura y la luz.
La época dorada del estilo por su calidad y belleza (románico pleno), se extiende en la última mitad del siglo XI y la primera del XII.

TECNICAS GENERALES (Técnicas, materiales, bóvedas, cúpulas y tipos de pilares.)

Algunas características del importante arte románico son:
Ø Empleo del arco de medio punto
Ø Piedra escuadrada pero no pulida
Ø Cabeceras de semitambor adornadas con arquillos y bandas rítmicamente dispuestas
Ø Los templos se cubren con bóvedas pétreas de cañón y horno
Ø Las naves son más amplias y elevadas, al menos en comparación con antiguos edificios prerrománicos
Ø Se emplean los pilares como sustentación
Ø No hay figuración escultórica
Ø Escultura en fachadas
Ø Puertas
Ø Aspecto sólido y severo.
Ø Los arcos de medio punto sobre las columnas son los que unen las naves.
Ø Las bóvedas más utilizadas son las de cañón.
Ø Su planta basilical o de cruz latina está dividida en un número impar de naves, normalmente en 3.

TECNICAS
La arquitectura románica es básicamente religiosa y crea un tipo de templo abovedado, bastante uniforme, de interiores oscuros que mueven al recogimiento. No se aprovechan elementos constructivos ni decorativos de monumentos anteriores y la proporción clásica desaparece por completo.

MATERIALES
El material empleado debía ser piedra fundamentalmente, aunque no se renunció a otros materiales.

BOVEDAS
Se empleo la bóveda de cañón con contrafuertes exteriores o estribos. La misión de los contrafuertes es servir de refuerzo a los muros, contrarrestando así el peso que la bóveda ejerce sobre estos. Cuando dos bóvedas de cañón se cruzan de forma perpendicular, dan lugar a una bóveda de aristas.

CÚPULA
Un elemento característico dentro de la arquitectura románica es la cúpula, la cual encontramos cubriendo la intersección de las dos naves que se cortan (crucero) o la nave central en lugar de la bóveda, ésta se levanta sobre trompas o pechinas.

ARQUITECTURA CIVIL
Las construcciones como casas, palacios y castillos se modelaban según el estilo románico de las iglesias en el ornato, en las puertas, ventanas, etc. aunque siempre con menor aparato externo. Los palacios tenían un pórtico o patio interior a semejanza de la casa romana. Los castillos no empezaron a llevar los saledizos llamados barbacanas sino desde el siglo XII generalizándose en el siglo XIV.
Los castillos señoriales ostentan a la entrada del recinto fortificado una torre ancha y robusta llamada torre del homenaje. Son célebres entre los monumentos civiles y militares de esta época
Ø Las murallas de Ávila
Ø El castillo de Loarre (Huesca)
Ø El castillo de Turégano (Segovia)
Ø El castillo de Carcassonne (Francia)
Ø El palacio de los duques de Granada de Ega, en Estella (Navarra)
Ø Ventanas
Ø Canecillos

TIPOS DE PILARES
Usaron pilares y columnas, éstas de forma cilíndrica y normalmente delgadas. Se vuelven más gruesas cuanto mayor es el peso que han de soportar, como ocurre en  las criptas de algunos templos.
En los capiteles se representan escenas animalísticas con seres zoomorfos, y también escenas religiosas y de la vida cotidiana. Con menor frecuencia, se decoran con imágenes vegetales. El cuerpo del capitel se asemeja al de una campana invertida.
Eran importantes los capiteles de las columnas o pilares, tanto del interior de la iglesia como de la portada o de los claustros.

ESCULTURA Y DECORACIÓN
Sin llegar a desenvolverse con la perfección de la arquitectura, siguió la escultura románica los mismos pasos y evoluciones que ella, contribuyendo a su formación y desarrollo las mismas causas que para la arquitectura. Por lo mismo, hubo de ser componentes suyos los elementos romanos con los septentrionales, bizantinos, persas de la dinastía sasánida y árabes como lo son de la arquitectura. Se inspiraba con frecuencia en los dibujos y figuras de los códices regionales y de los tapices venidos de Oriente.
En la Edad Media decoraban el interior y exterior de las iglesias con esculturas y pinturas de carácter religioso, que explicaban al pueblo los hechos sagrados de la Biblia. Como la mayoría de la población no sabía leer, las imágenes fueron libros donde los cristianos podían leer y aprender sobre la religión.

PLANTA Y CORTE DE UNA IGLESIA ROMÁNICA

PLANTA


CORTES






domingo, 20 de noviembre de 2011

ARTE GÓTICO

ORÍGENES Y FORMACIÓN
Se desarrolló en Europa occidental con unos límites cronológicos que oscilan aproximadamente entre el año 1140 y las últimas décadas del siglo XVI, dependiendo del área geográfica. 
La denominación peyorativa "gótico" fue inventada por los eruditos del Renacimiento con sentido de desprecio a un arte que consideraban bárbaro (el "arte de los godos") muy inferior en consideración al arte grecorromana.
Aunque el gótico sucede arquitectónicamente al románico del siglo XII, lo cierto es que ambas arquitecturas responden a principios inspiradores opuestos.
Frente a las pequeñas y oscuras iglesias rurales del románico, el gótico eleva prodigiosas catedrales llenas de luz, desarrolla una importante arquitectura civil e independiza a las otras artes plásticas (pintura y escultura) de su subordinación al soporte arquitectónico.
En la actualidad se considera universalmente como uno de los momentos más brillantes, desde el punto de vista artístico, del mundo occidental.

CARACTERÍSTICAS GENERALES

Este arte se ha definido durante mucho tiempo de manera bastante superficial, exclusivamente por la utilización de uno de sus elementos, el arco apuntado, al que suele llamarse ojival, del que se deriva la bóveda de crucería que permite desplazar los empujes a contrafuertes externos, que se alejan aún más de los muros mediante el uso de arbotantes.
A pesar de ser una continuación del Románico, en el Gótico se aprecian actitudes bastante diferentes e incluso opuestas. Si el Románico es conocido por su oscuridad y recogimiento, el gótico implica todo lo contrario, luz, color, elevación, expresividad y naturalismo.
BOVEDA DE CRUCERÍA
La bóveda de crucería, conformada por arcos apuntados, a modo de esqueleto, es más ligera que cualquier otro tipo de bóveda construida hasta esa fecha. La utilización de ese tipo de arco formando un esqueleto tridimensional unitario refleja el alto conocimiento técnico que alcanzaron los constructores de catedrales.
El periodo primero se distingue por la sencillez de los arcos cruceros o diagonales que son simples y llevan pocas molduras, en este mismo periodo se usó también la denominada bóveda sexpartita (dividida en seis témpanos) para los tramos de bóveda de la nave central, cuando ésos se hacían cuadrados, correspondiendo cada uno de ellos con dos de las naves laterales. En el segundo, se aumenta la crucería con arcos o nervios secundarios y los llamados terceletes para sostener los témpanos de plementería ya que las bóvedas se hacen más amplias. En el tercer periodo se añaden nuevos terceletes y nervios secundarios con sus ligaduras aun sin necesidad alguna y se generaliza la bóveda llamada estrellada y los nervios y arcos se perfilan con más delicadeza. En el primer periodo se usó con alguna frecuencia la bóveda sexpartita (dividida en seis témpanos) para los tramos de bóveda de la nave central cuando ésos se hacían cuadrados y correspondían cada uno de ellos con dos de las naves laterales.
Los ábsides góticos se cubren también con diferentes bóvedas de crucería pero de tal suerte que los arcos o nervios concurren todos a una clave central formando crucería radiada y muy a menudo se da al cascarón una forma gallonada o dividida en compartimentos de boveditas parciales más o menos salientes o profundas.
CÚPULAS
Las cúpulas se forman de témpanos sostenidos por nervios radiantes que arrancando del octógono formado por los arcos torales y por una especie de trompas muy artísticas situadas en los ángulos determinados por ellos, se unen concurriendo a una clave superior y céntrica.
El cimborrio se manifiesta al exterior en forma de prisma octógono o hexágono coronado por una pirámide con más atrevimiento y elegancia que en el arte románico. Muchas veces, en lugar de cúpula se alza una simple linterna prismática a modo de torre sobre el crucero.
COLUMNAS
Los soportes o columnas del arte gótico consisten en el pilar compuesto el cual, durante el periodo de transición, es el mismo soporte románico aunque dispuesto para el enjarje de arcos cruceros. Pero en el estilo gótico perfecto se presenta cilíndrico el núcleo del pilar, rodeado de semicolumnillas (pilastras) y apoyado sobre un zócalo poligonal o sobre un basamento moldurado, a diferencia del estilo románico en que tal zócalo era uniforme y cilíndrico.
Pero en el siglo XVI se vuelve con frecuencia al uso del zócalo primitivo prismático o cilíndrico sin divisiones. Las columnillas adosadas alrededor del núcleo se corresponden con los arcos y nervios de las bóvedas, cada una con el suyo, según el principio seguido en el estilo románico de que debe corresponder a cada pieza sostenida su propio sostén o soporte.
Estas columnillas van aumentando en número a medida que progresa el estilo. Al principio, suelen ser cuatro o seis en los pilares aislados, de suerte que la sección transversal u horizontal de éstos forme en la mayoría de los casos una especie de cruz de núcleo prismático. Pero luego se van multiplicando de tal manera en las nuevas construcciones, desde mediados del siglo XIII, apenas queda visible el núcleo central (que en adelante suele ser redondo). Aparece ahora todo el soporte como un haz de cilindros, los cuales en el siglo XV se reducen a simples junquillos o baquetones por haber aumentado su número y no tener ya cabida si no es con esta forma; pues no solo se adjudica una columnilla para cada arco y nervio de la bóveda sino que hasta las molduras principales de éstos tienen su columnilla correspondiente en el soporte.
CONTRAFUERTES Y ARBOTANTES
Para soportar el empuje del peso de las bóvedas, en vez de construir gruesos muros como se realizaba en el románico, en el que los contrafuertes adoptaban la forma de pilares adosados exteriormente al muro, con un ancho creciente en su base; los arquitectos góticos idearon un sistema más eficiente: los contrafuertes con arbotantes. Los contrafuertes se separan de la pared, recayendo el empuje sobre ellos por medio de un arco de transmisión denominado arco arbotante. Todavía se puede alcanzar una mayor resistencia colocando a continuación un segundo contrafuerte. Los arbotantes también cumplen la misión de albergar los canales por donde descienden las aguas de los tejados y evitar así que resbalen por las fachadas.
Por otra parte, al conectar los contrafuertes por medio de arcos arbotantes a la estructura principal se ganaba brazo de palanca y se liberaba espacio para situar naves laterales, paralelas a la nave principal.
El sistema de arbotantes y contrafuertes de las iglesias góticas constituye un elemento característico que embellecen el exterior de los edificios, pero a la vez, ponen de manifiesto la propia fragilidad estructural, ya que sujetan el edificio a modo de apuntalamiento externo.
CAPITELES
El capitel gótico va perdiendo su importancia según adelanta la época del estilo. Después del periodo de transición en el que se sigue el capitel románico se presenta como un tambor algo cónico abrazado con follaje cuyos motivos se toman de la flora del país y se corona por un ábaco circular o poligonal de varias molduras.
Posteriormente, el capitel se va haciendo más pequeño y delicado y por fin, llega hasta suprimirse cuando en el siglo XV el haz de junquillos se ramifica directamente en los nervios de la bóveda sin que medie solución de continuidad en muchos casos o se queda en forma de simple anillo.

PLANTA CORTE DE IGLESIAS GÓTICAS

Plantas de iglesias góticas


PUERTAS Y VENTANAS GÓTICAS

PUERTAS GÓTICAS




VENTANAS GÓTICAS

ESCULTURA (GÁRGOLAS, PILARES Y CORNISAS)




viernes, 18 de noviembre de 2011

ARTE BIZANTINA

La arquitectura bizantina aparece ya definida en el siglo VI. Es continuación de la tradición romana y paleocristiana con las aportaciones de Oriente y la herencia helenística, creando un arte de síntesis y, a su vez, original que influirá en la Edad Media Occidental. Al monumentalismo, a los modelos y a la proporcionalidad de las construcciones grecorromanas, hay que de sumar las aportaciones de esta civilización.
Principales características de la arquitectura bizantina.
    Estas son las principales aportaciones de la arquitectura de Bizancio aplicadas a su edificio más trascendente, la iglesia.
1.- Nueva valoración de la cúpula y de las estructuras abovedadas con un carácter simbólico-religioso.
     La cúpula se convierte en el elemento principal de las iglesias, es el centro de la construcción. Se utiliza para cubrir el corazón del edificio en las plantas centrales, pero también en los tramos de las naves centrales y laterales en otros tipos de plantas. Es semiesférica como la romana y puede ser mostrada al exterior o no. Representa el espacio celestial sobre el cual reina Cristo, que a menudo aparece en su clave como Pantocrátor bendiciendo. La luz que ingresa por su tambor o por la misma curvatura de la cúpula crea un efecto mágico como si estuviera suspendida flotando sobre nuestras cabezas.

2.- Para elevar a gran altura la cúpula, el arquitecto bizantino se vale de recursos técnicos que superan a los alcanzados por los romanos.

Para aligerar el peso de las cúpulas sin disminuir su resistencia se utilizan materiales como vasijas cerámicas huecas y mortero confeccionado con piedra porosa (pómez). Sin embargo, por ligeras que fuesen las bóvedas, éstas creaban un empuje muy fuerte. En Roma se optó por la fórmula más sencilla para sostenerlo: el hacer recaer el apoyo de la cúpula directamente sobre los muros circulares u octogonales. Así sucede en el caso del Panteón de Agripa-Adriano que aumentó el grosor de los muros para contrarrestar el peso de una cúpula de 43 metros de diámetro. En Bizancio, en cambio, se ideó un sabio reparto escalonado de pesos permitiendo que los muros se liberaran del protagonismo sustentante. En Santa Sofía de Constantinopla encontramos el ejemplo más magnífico del nuevo sistema de transmisión del peso de la cúpula a los gruesos pilares interiores a través de las pechinas o de las trompas.

El resto del peso recae sobre bóvedas de cañón y semicúpulas, que a su vez podían alejar el peso más allá a través de contrafuertes externos. El muro como vemos ya no es importante y el arquitecto se permite realizar vanos en él. La columna ejerce una tarea sustentante pero de elementos menores y ejerce una función decorativa. El capitel de la columna evoluciona del naturalismo corintio hacia una abstracción vegetal en forma de cesto trabajada a trépano, sobre él suele añadirse una segunda pieza trapezoidal.

3.- Se distingue por su lujo, que se manifiesta en la decoración polícroma del interior de las iglesias. No es así en su fachada exterior, cuyos materiales más pobres son mostrados sin ningún recato. En el interior, sin embargo, se oculta el ladrillo, la mampostería y el hormigón con magníficos mosaicos, frescos y mármoles de colores. Algunas antiguas iglesias, como Santa Sofía  o Santa Irene de Constantinopla, fueron reconvertidas en mezquitas perdiendo parte o totalmente su decoración iconográfica, por lo que se hace difícil entender la policromía que inundaba cualquier lugar de la iglesia.
En la imagen, se muestra la Capilla Palatina de Palermo.

IGLESIA DE SANTA SOFIA

Es una de las obras cumbre del arte bizantino. Su significado es Divina Sabiduría y está dedicada a la segunda persona de la Santísima Trinidad. Durante casi un siglo fue el centro espiritual del Imperio bizantino, catedral de los patriarcas, escenario de los actos estatales importantes y marco de un esplendoroso ceremonial en el que se manifestaban el poder la dignidad del imperio teocrático.
Fue construida entre los años 523 y 537 d.C, durante el mandato de Justiniano en Constantinopla, capital del Imperio Bizantino (hoy Estambul, Turquía), por los arquitectos y matemáticos Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto.
La iglesia es de planta cuadrada de 79,30 m. x 69,50 m., con una gran cúpula central que mide 31 m de diámetro y 55 m de altura. La cúpula de Santa Sofía es de tal grandiosidad que sólo tiene su antecedente en el panteón de Agripa (Roma). Tiene un gran anillo de ventanas y está apoyada en cuatro pechinas, las cuales a su vez posan sobre cuatro pilares, que al estar en el exterior del edificio parece como si la cúpula se sostuviera en el aire.
La cúpula tuvo que ser reconstruida en el año 558, y al ser nuevamente levantada se emplearon trozos de ánfora porosas para que su peso fuera menor. Además se le incorporó un tambor cilíndrico con una serie de ventanas alrededor del gran casquete esférico, que ilumina el interior de la iglesia.




En la parte exterior se extiende un gran atrio de cinco pórticos, donde se conservan algunas columnas clásicas constantinianas y un gran recipiente con agua vendita para la purificación de los fieles. Después del atrio hay dos nártex o vestíbulos que mediante nueve puertas nos comunican a la iglesia. Tiene una nave central y dos naves laterales, y un ábside interior semicircular. La diferencia de altura de las naves fue aprovechada para levantar un segundo piso o matronio (gineceo).
El espacio esta dividido en dos partes: la naos donde se colocaban los fieles, y la bema o presbítero, para los clérigos. Ambas estancias están separadas por la iconostasis, reja o cancel que cerraban con velos en el momento de la consagración. Próximas al ábside encontramos dos salas: la prótesis, donde se guardaban las especies, y el diacónicon, donde se revestía el sacerdote.
En lo que se refiere al espacio exterior, en esta obra es posible apreciar una construcción sólida y bien definida por sus líneas matrices en donde su detalle no es tan importante como en su interior.
En la fachada oeste, se encuentra el atrio y la entrada principal, el cual consta de dos galerías, y posee dos plantas. Es de destacar que todas las aberturas en el exterior poseen arcos de medio punto.
La construcción se eleva suavemente hasta entrar en contacto con una bóveda de cañón que ayuda en la descarga del peso de la semicúpula oeste.


En la estructura de Santa Sofía, lo interesante es su ambivalente condición, donde coexisten dos tendencias de clara tradición: por un lado, la tendencia basilical con su sentido dinámico y su ritmo longitudinal, y por otro, la tendencia centralista con el espacio estático de la cúpula. Si la primera predomina, la cúpula no podría tener el énfasis que tiene y quedaría relegada a una función secundaria; si predominara la segunda, el efecto estático sería mayor y en torno a la cúpula el espacio se ordenaría, anulando todo dinamismo y evitando la aparición de un eje longitudinal de simetría.
En Santa Sofía, en cambio, coexiste el eje longitudinal de simetría, de una latente estructura basilical, con el espacio centralizado de la cúpula. Es decir, coexisten, hasta cierto punto, la cúpula del Panteón romano y las naves de una basílica constantiniana.

La decoración policroma ayuda en Santa Sofía como en toda la arquitectura bizantina, a desmaterializar el organismo arquitectónico, dándole un sentido de irrealidad y una mágica apariencia que siempre ha dominado a la religiosidad oriental. Estas características ayudan a exaltar lo maravilloso del fenómeno espacial y lumínico. Además con la ingeniosa manera de emplear los recursos constructivos y de ocultar el sistema de contrarrestos, la decoración arquitectónica de revestimiento colabora con la impresión buscada. Los bizantinos tuvieron la audacia de liberar el mosaico elevándolo de su humilde condición de suelo pisadero a la majestad casi celestial de los ábsides y las cúpulas. La temática alcanzó también la misma elevación en cuanto a rango. Ya no eran simples dibujos geométricos, símbolos y alegorías de la vida cotidiana, sino que se trataba de las escenas más sublimes de la religión, las figuras más monumentales y apocalípticas, fragmentos bíblicos, y relatos hagiográficos.
La luz en los interiores bizantinos con su tenebrosidad, con los centenares de lámparas que cuelgan formando una especie de techo centellante, provocaba infinitos reflejos en la superficie colorida de los grandes mosaicos haciéndolos brillar, como si realmente se miraran los ojos de Cristo, de los apóstoles o de los profetas.
La iglesia de Santa Sofía constituye la cumbre absoluta de un arte clásico en el que han alcanzado su punto culminante dos corrientes o tradiciones artísticas distintas: de un lado, las tradiciones arquitectónicas y decorativas del arte clásico (helenístico y romano), y de otro, el estilo de los edificios abovedados del arte paleocristiano y del Asia Menor; al mismo tiempo, en el sistema de la distribución de espacio y paredes se establecen las bases de la arquitectura medieval.